Cuidar tu rostro frente al paso del tiempo puede ser todo un reto. Para empezar lo primero es analizar el tipo de piel que tienes y ¿cómo lo puedes saber?
A simple vista ya podemos ver algunos indicadores:
Las pieles secas apenas tienen impurezas, con poros finos pero se nota tirantez en la piel y descamación, ya que tienen falta de lípidos que son los que retienen el agua en el interior de la piel y además forman ese escudo que nos hace defendernos del frío, viento, polución…
La piel seca envejece antes así que es más necesario seguir un plan de acción cuanto antes:
Las pieles grasas suelen ser más pálidas con poros, acné, brillos, es incómodo pero tiene la ventaja de que la piel envejece más tarde, sin embargo son más propensas a cicatrices, falta de luminosidad, manchas…
Las pieles grasas necesitan:
Las pieles mixtas se caracterizan por tener más exceso de grasa en la frente, la nariz y el mentón, suelen tener espinillas, poco pronunciadas. Este tipo de piel envejece muy bien ya que la grasa evita que aparezcan arrugas y protege la piel de los agentes externos y no tiene tanta propensión a cicatrices como la piel grasa. El mayor problema es la flacidez.
¿Qué tienes que hacer si tu piel es mixta?
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